22 mayo 2009

D.E.P. o más bien Trascienda en la Historia Personal

Gracias Mario Benedetti por tus versos, porque a través y con ellos he vivido el amor, el desconcierto, la esperanza. Porque fue con tus poesías que me interne en el maravilloso mundo de la lectura de la poesía... porque cuando se comparte, uno se alimenta del escritor, del que lee, del que escucha... gracias, por darme algunos de mis versos favoritos.

"... y si después de todo
no puedes evitarlo
y congelas el júbilo
y te quedas inmóvil
y te salvas
entonces
no te quedes
conmigo." (Entre Estatuas, del Inventario 1950-1985)

"Porque te tengo y no
porque te pienso
porque la noche está de ojos abiertos
porque la noche pasa y digo amor
porque has venido a recoger tu imagen
y eres mejor que todas tus imágenes
porque eres linda desde el pie hasta el alma
porque eres buena desde el alma a mi
porque te escondes dulce en el orgullo
pequeña y dulce
corazón coraza..." (Corazón Coraza, ídem)

"... porque gracias a vos he descubierto
(dirás que ya era hora
y con razón)
que el amor es una bahía grande y generosa
que se ilumina y se oscurece según venga la vida
una bahía donde los barcos
llegan y se van
llegan con pájaros y augurios
y se van con sirenas y nubarrones
una bahía linda y generosa
donde los barcos llegan
y se van
pero vos
por favor
no te vayas" (Mucho más grave, ídem)

Las circunstancias que trajeron a mis manos por primera vez una poesía de Mario Benedetti, iniciaron una "caída dominó" que hasta hoy no se ha detenido, es una de las experiencia que hizo dar la vuelta en otra dirección para seguir andando hasta el lugar en el que me encuentro hoy escribiendo. Desde entonces la poesía se hizo esencial, necesaria para reconocer sentimientos y experiencias a través de la cadencia en el mágico sonido de las palabras que, pocos tiene la virtud de unir con un significado universal. Por ello, seguro Mario Benedetti trascenderá en la historia no sólo universal, seguro que también en la personal.

25 abril 2009

El tiempo, un concepto relativo.

Hace tiempo que he dejado de escribir en este espacio, en realidad no por falta de temas, de inspiración o de motivación, más bien por falta de espacios en el denominado tiempo que me permitan sentarme una rato a reflexionar y ordenar una cantidad interminable de ideas que siempre pasean por mi mente, como por la de cualquier ser humano, para poder escribirlas a continuación.

Últimamente, reflexiono más en función de mi nueva circunstancia de vida: la maternidad y es a partir de tal experiencia que confirmo una hipótesis que me gusta para pensar en los objetivos de mi vida: el tiempo es un concepto tan relativo, que existe según la experiencia y el transcurrir de los acontecimientos de cada ser humano, un año por ejemplo es poco o mucho, depende de la edad, de los alcances que como personas podamos tener, de cómo trabajemos o de cómo decimos vivir cada experiencia en nuestra vida.

Si hoy doy un vistazo hacia atrás un año para mi ha sido poco, hace un año tenía proyectos que aún no se han concretado porque el dinero ha sido poco, porque dejaron de importar y cambiaron las prioridades, porque las oportunidades no se presentaron como esperaba o simplemente porque decidí que ya no quería realizarlos. En un año mi vida ha tenido sólo un gran cambio, soy madre, pero trabajo en lo mismo, tengo la misma pareja, vivo en el mismo lugar, creo que tengo canas nuevas pero, todavía no se notan tanto… creo que he subido y bajado de peso de forma constante así que si me miro al espejo en realidad no veo muchos cambios.
Pero, la vida me ha dejado ver a través del ser que más puedo apreciar a mí alrededor: mi hijo, que un año puede vivirse en de un salto cuántico al siguiente. Así, él en un año de su vida ha aprendido (en un sentido proporcional) lo que yo he podido aprender en los últimos cuatro o cinco años de mi vida.

Víctor Alejandro aprendió en un año a reconocer y a expresarse ante todo lo que para él era absolutamente desconocido, a los minutos de haber asomado la nariz al mundo sabía quien era su mamá, a las pocas horas podía reconocer la voz de su papá, a los dos meses fue capaz de adaptarse a su primera rutina de vida (claro, mamá trabaja y él debe acoplarse a esa realidad), hacia los 6 meses de edad era capaz de sonreír a cualquier chica extraña que le parecía linda, y antes del año de vida por supuesto sabía como se llama la atención de los demás aventando sus juguetes en la dirección correcta, al año todavía no habla pero comprende muchos de los conceptos familiares, etc.

En un año, su desarrollo ha sido absolutamente normal en términos generales como el de cualquier ser humano durante ese maravilloso primer año, claro la idea no es hacer otro tratado sobre desarrollo infantil, es reflexionar en la maravillosa oportunidad de poder observar día a día la magnificencia de la vida, la relatividad de la experiencia humana, comparados mis nuevos aprendizajes en un año con los suyos son realmente menores… por ello puedo mantener que el tiempo como objeto (en términos filosóficos/científicos) no existe, es sólo un concepto a través del cual cada ser humano explica su experiencia de vida. Después de un período de depresión profunda, la vida puede vivirse como que se quedó en pausa absoluta y por experiencia sé que uno puede dejar de saber qué pasó durante ese año “¿un año, de verdad?”; en un día se puede envejecer 20 o 30 o incluso 50 años, según te roben el coche, te roben un hijo o te secuestren; al despertar de una magnifica noche de sexo interminable, puedes haber rejuvenecido unos 4 años y sentirte en plenos 20 de nuevo. En fin, el tiempo para mi sigue sin existir, el cuerpo cambia, la vida te enfrenta cada momento a una nueva experiencia, te quedas estático por años, o cambias el sentido de tu existencia en un minuto… por eso, el tiempo no existe.